Aunque es posible saber si tu hijo está más caliente que de costumbre con solo tocarle la frente, únicamente un termómetro puede medir qué tan alta es la temperatura.
Los termómetros digitales son los más recomendados. Son precisos, rápidos, fáciles de usar, de bajo costo y pueden medir la temperatura en distintos lugares del cuerpo: el recto, la axila o la boca.
Recuerda poner una etiqueta en el termómetro que diga: “oral” o “rectal”; no uses el mismo termómetro para ambos lugares.
Los medicamentos antipiréticos, “antifebriles” o “antitérmicos” ayudan a bajar la fiebre y que tu hijo se sienta mejor.
Los más usados son paracetamol o acetaminofén (Kitadol®) y el ibuprofeno.
Los termómetros digitales son más seguros en el uso diario que los de vidrio que contienen mercurio. Se recomienda no usar los termómetros de vidrio porque en caso de romperse, el mercurio puede causar toxicidad, no sólo en niños sino también en adultos.
Los especialistas recomiendan medir la temperatura rectal; es la medición más confiable de la verdadera temperatura interna del cuerpo del bebé, especialmente en los menores de 3 meses y hasta 1 año de edad.
Tomar la temperatura en la axila es menos confiable, pero es útil para los niños menores de 4 años que no suelen colaborar con el método rectal. A partir de los 4 años de edad, puedes medir la temperatura oral (en la boca), que es precisa cuando se toma adecuadamente.